Oasis en el cielo

Siempre me ha gustado mirar al cielo. Apenas no levantaba una cuarta del piso y yo “flotaba” desde entonces. Flotar, así llaman mis padres a la facilidad innata de la que todavía no logro sacudirme- tal vez jamás lo haré- de olvidar en menos de un minuto determinada encomienda,  de viajar a cualquier sitio con solo cerrar los ojos, aunque a la vista de todos tenga los pies sobre la tierra; de fundar un universo a mi antojo, donde el alma se muestra en toda su plenitud.

Perdí la cuenta de las veces en que subí al techo del último cuarto de casa y recosté la espalda sobre el piso de rasillas de barro para mirar las motas de algodón prendidas en el cielo del mediodía. Con solo mover las pupilas, moldeaba las nubes y todas las criaturas que habitaban en mi cabeza se convertían en esculturas efímeras, fabricadas de un material desconocido, a miles de millas de distancia.

Quizás tal divertimento se lo deba a mis progenitores, quienes me pedían les describiera los seres que descubría entre los celajes en medio de algún viaje para apaciguar mi intranquilidad.

Con el paso de los años aquel taller de alfarería ubicado en las alturas se convirtió en el sitio donde pensé, deambulaban los espíritus de mis antepasados, donde aguardé por una Revelación, por los marcianos que validarían la hipótesis de mi abuelo sobre la procedencia de los seres humanos, o por el avión donde vendría mi padrino para contarme historias de hadas.

Nunca dejé de mirar al cielo, a las nubes, al infinito… aun cuando asumí de una vez y por todas que ninguno de mis antecesores tocan la lira por esos predios porque permanecen a mi lado, que si algún OVNI visitaría la Tierra no sería por esas fechas y que mi padrino no tenía un jet privado para visitarme con solo chasquear mis dedos.

Bajo esa capa protectora me siento amparado y pienso que vivo en esas pequeñas esferas vendidas como suvenir en muchos países del mundo.

Casi siempre esos momentos fugaces de enajenación terminan en resbalones, choques, tropiezos…, pero, aun así, no puedo sustraerme al encanto de girar la cabeza hacia arriba, revivir el ritual infantil de modelar nubes y fantasear. A veces me pregunto si del otro lado del Sol hay un mundo en decadencia, como dice el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona.

En esos satines inmaculados adheridos al infinito azul deposito mis súplicas, cuestiono mi futuro y me inquieto si aparece un nubarrón gris como alegoría de mal presagio. En ese mar que pende sobre mi cabeza ahogo mis nostalgias, melancolías y soledades, imploro por paciencia y me pregunto si en todo el universo al menos una persona piensa en mí, en ese preciso instante.

19 Respuestas a “Oasis en el cielo

  1. SOÑAR! SIEMPRE SOÑAR!!!

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  2. Realmente necesitamos, creo, ese espacio donde imaginar, crear, soñar, deshacernos de aquello que no nos gusta o no queremos, de nuestras peores pesadillas y volver a creer, ni que sea por un solo instante en nosotros, en el ser humano.
    Realmente ando muy desilusionado ultimamente con el ser humano, solo con algunos, ver como llegamos a tener la capacidad de mentir, falsear ,fingir, etc etc, sobre nuestros sentimientos, esos sentimientos tan nobles como el amor y la amistad, por eso amigo Carlos cuando esos «fantasmas» aparecen en nuestras vidas necesitamos de ese «oasis en el desierto» donde alimentar nuestras almas.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Me alegra mucho, Manel, que también usted guste de mirar a las alturas para desahogarse. Lo mejor es que en las nubes y el cielo-infinitos al fin- siempre existirá un sitio para depositar nuestras angustias y sueños…
      Por muy trillado que parezca, no es usted el único que se cuestiona sobre el ser humano por estos días y los sentimientos. Qué bueno que siempre podamos alzar la cabeza y refugiarnos en las nubes! Saludos y muchas gracias por llegarse a la isla nuestra de cada día.

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  3. Manuel Alberto Garcia Alonso

    Charli, este post es tan condenadamente bueno que me animo a compartir contigo (y con todos) este poema que hace algun tiempo escribi a mis amigas las nubes. Si te parece pretencioso lo borras del blog y ya esta… Perdona, es que me gusta tanto como escribes que quiero anadir alguito mio, aunque se que si siquiera soy sombra de tu talento. Te quiero una pila, mi socio. orgulosisimo de ser tu yunta, el Manue

    LOS CONTORNOS DE UNA LEJANÍA

    Las nubes son manchas que galopan por el cielo,
    torrenteras cautelosas que ignoran el hálito de las épocas.
    En el holocausto que la incandescencia del agua
    provoca en las alturas de las nominaciones,
    son tan dulcemente alusivas a un verbo nuevo
    que cada una asume su desesperación,
    el letargo en añicos, el desvelo de sus nombres.
    Ellas abrazan los contornos de una lejanía inútil,
    abrazan los árboles idílicos, la caricia de los hongos,
    abrazan el nido que hace escalar su mensaje
    de flor gratuita que profetiza las rondas del cielo,
    abrazan los oficios meditabundos allende los idiomas
    y la paz peligrosa y conminante del vidrio.
    Las nubes muestran el orgullo de los ángeles
    cuando, frágiles dictadores, eluden la franja de la brisa
    en las alucinaciones de la noche y el insomnio.
    Las nubes son perecederas como un bautizo sin agua,
    como alguien azul de música y muerte sin argumentos.
    En las praderas llanas del estruendo
    cada nube es una mancha que galopa por el cielo.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Pero, Manuel, cómo es eso de pedirme autorización y mucho menos decirme que borre el poema!!!. Vaya detalle que tienes con nosotros al compartir tu obra. De saber que tenías este poema, hubiese escrito ese post hace mucho tiempo. Gracias…
      Me encanta eso de que: «Las nubes son manchas que galopan por el cielo,/ torrenteras cautelosas que ignoran el hálito de las épocas».
      No creas, Manuel, que para llegar a tu lirismo me falta mucho.
      Gracias por este regalo, de verdad.
      Un abrazo.

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  4. carlos, este articulo tuyo es en muy pocas palabras fenomenal, yo me identifico mucho con el, ya paso los 50 y cada vez que puedo me pongo a mirar las nubes, debe ser algo para lo que no hay edad. Un saludo para ti.

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  5. Carlos Luis Sotolongo Puig

    Muhcas gracias, Roberto, por una semana más con nosotros y le agradezco igualmente sus halagos. No es necesario tener tal o mas cual edad para mirar al cielo. Mi abuelo tiene 91 años y de vez en cuando me dice: «Mira tal cosa en el cielo»…. Mantenga ese ritual, Roberto, ahí no pocos encontramos alivio. Saludos.

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  6. Amigo, de alguna manera todos hemos jugado a dibujar figuras con las nubes y me agrada mucho la metáfora de apreciarlas como un taller de alfareria donde la vista se encarga de talarlas y en la medida que el viento las balancea dejan colores según la hora del día, así que podemos poner tonos a esas pompas de agua y al infinto que aparece entre ellas.
    Agregar que no estas solo, te acompañan tu musas, los 3,288 hits, 6,455 visitas y el poema que nos regaló Manuel Alberto y aunque asome un presagio y del otro lado del sol haya un mundo en decandencia, lo cierto es que soñar vale y mucho mejor, no cuesta nada. Otro beso para tí, Mayra

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Mayra: creo que al menos una vez en la vida todos hemos mirado hacia el cielo y nos hemos preguntado por qué las nubes se mueven rápido, o por qué a veces son más grandes y otras más pequeñas… esa especie de ritual forma parte de ese mundo imaginario que construimos de pequeños. Qué bueno que tú también miraste a la alturas!
      Muchas gracias por tus estadísticas, y por recordarme todos los seguidores, a mis musas del alma, a ese super regalo de Manuel esta semana… viéndolo así, ya no me siento tan solo. Mis dos bitácoras en la Red me han servido de mucho, no solo por obligarme a escribir cada semana de un tema distinto, a intentar buscar los matices, o captar una mejor imagen en el caso de Lente Compartido, sino por la certeza de saber que puedo contar con lectores como tú- y en sentido general con todos los que se acercan al blog aunque no dejen comentarios-.
      Al ver las gráficas, cuando accedo como administrador, me alegra sobremanera saber que la isla nuestra de cada día se va labrando rumbo en el ciberespacio. Gracias una vez más.

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  7. Hector Jesus Betancourt Garcia

    Hola Carli, creías que te había olvidado?
    Pues ya vez que NO. Ja ja.
    Quien alguna vez no se queda mirando al cielo, ese cielo azul infinito, atravesando las nubes, quedando atrapados también en sus formas instantáneas y comparandolas con tantas cosas. Si, muchas veces buscamos respuestas a problemas cotidianos y nos quedamos como sedados, tranquilos, yo diría como transportados, de ahí esas frases de ; «Estas en las nubes» «Estas flotando» en fin que nos ha pasado a todos alguna vez y es tan bonito ese momento, que a veces no quisiéramos prescindir de el, Carli un besote.

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    • A veces nos cuesta volver a la realidad, después de enajenarnos durante largo rato… será que allá arriba al alma se siente tan bien, que nos cuesta despertarnos para regresar a la vorágine de cada día.
      Si tú supieras las veces en que mami me ha dicho eso: «niño, tú flotas!!!!!»jejejeje, pero no lo puedo evitar…. Un besote.

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  8. Hector Jesus Betancourt Garcia

    Carli, no sé cuantas veces he comenzado a escribir esta segunda parte de mi comentario, es que no tengo palabras para expresar el gozo que siento por mencionarme en este post tan maravilloso y en el cual formo parte de tus sueños e imaginaciones, quería decirte tanto !!! Quería expresar cuan importante eres para mi, cuanto te quiero y cuantas veces he querido chasquear los dedos y que surgiera de la nada ese avión, para como bien dices contarte cuentos de hadas, lo sabes ¿ Vetdad? Solo espero que ese avión muy pronto lo puedas coger tú y venir en el a contarme como tus musas, llegan, se apoderan de tu mente y te hacen escribir cosas tan «Maravillosas» un beso cargado de cariño para ti.

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    • Hecti, este comentario me había entrado conmo Spam. Ahora que accedo como administrador logro salvarlo de la papelera. Tú bien sabes que aunque el mar ha tratado de imponerse, nunca hemos estado separados. Siempre has vivido con nosotros cada una de mis alegrías y tristezas. Es cierto que ya no quiero que vengas en un avión con el chasquido de mis dedos, ni las leyes físicas, ni la economía lo harían posible jejejejeje. Por lo pronto, te espero sin falta el día de la discusión de mi tesis. Un besote bien grande.

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  9. Buenos días y soñar no cuesta nada es gratis, máxime con ese cielo espectacular del que gozais, sois muy afortunados en ese aspecto.
    Con tu permiso voy a copiar el poema de Luis Alberto es precioso, me entusiasmó.

    Un abrazo

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      María, bienvenida de regreso! Ya notábamos su ausencia en el blog y también en el grupo de Facebook «Cubanas y Cubanos». Vio qué detalle ha tenido Manuel Alberto con nosotros este martes?
      Me alegro haya disfrutado de ese oasis en lo alto.
      Un beso y las gracias otra vez por llegarse a estas coordenadas.

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  10. Pingback: Yo también fui Principito | Isla nuestra de cada dia

  11. Magnífico texto. Enhorabuena

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