Yo también fui Principito

Yo también fui Principito“Éste es, para mí, el más bello y el más triste de los paisajes del mundo”. Antoine de Saint-Exupéry

Con seis años le dije a mis padres que quería disfrazarme de El Principito para participar en “El personaje de mi cuento”, un concurso organizado por la biblioteca municipal de Trinidad donde cada quien representaba al protagonista de una historia. Me convertí en el mago Merlín, el conejo Ratapón, el escarabajo Miguel, Juan Candela, el músico alemán Johann Sebastian Bach…, pero siempre conservé con especial cariño mi primera interpretación.

Dicen mis padres que a los pocos meses de nacido, en medio de mis perretas nocturnas, me susurraron fragmentos de la obra de Antoine de Saint-Exupéry. Tal vez aquella lectura de la que no tengo recuerdos explique mi apego a la historia y la fascinación no sea, como creía, porque El Principito usara una capa-adoraba los personajes con capas como príncipes, brujos, hechiceros-.

Así fue cómo hablé de baobabs, asteroides y defendí a ultranza frente a mis compañeros de aula la existencia de aquel niño, único habitante de un planeta localizado a millas de distancia, guardián de una rosa. Logré repetir al dedillo la frase de la zorra-muy trillada hoy día-, una sentencia que he murmuro cuando he sufrido algunas de las miserias de este mundo.

Poco antes de los 18 releí la historia. Entonces apareció la melancolía, el vacío en el pecho, el llanto con que termino de leer la petición, desgarradora para mí, del último párrafo: “¡Sean amables entonces! No me dejen así, escríbanme, díganme que el principito ha vuelto”.

Acaso porque yo también tenía mi propio asteroide, mi oasis en el cielo; por el encanto desmedido a los faroles, a mirar las estrellas…; quizá porque he sido feliz desde las tres, si alguien viene a las cuatro o porque quisiera sentirme domesticado, es que siempre tengo a mano mi edición de 1999, de hojas coloreadas por la humedad y puntas torcidas de tanto hojearlas, dispuesta a erigirse como asidero ante los agujeros sentimentales de mi alma.

La única vez que supliqué por una pintura fue por una de El Principito. La obra retrata al personaje de pie en su asteroide, acompañado de su rosa y su volcán, pero con el pensamiento puesto en el dinero- una imagen muy postmoderna, pero de El Principito, a pesar de todo-.

Lo dibujó un amigo de mi padre para una exposición en la Casa del Joven Creador, cuando la institución funcionaba en Trinidad. No sé dónde encontré el valor, pero valió la pena: terminé llevándome dos obras más: cuando el pequeño emigra a los planetas, ayudado por las aves silvestres y la del geógrafo, “el viejo señor que escribía libros enormes (…) y sabe dónde se encuentran los mares, los ríos, los pueblos, las montañas y los desiertos”.

Ha transcurrido más de una década desde la mañana en que mi tía abuela adaptó un pantalón rojo a mi cuerpo esquelético, de niño de primaria y los amigos de papi pintaron una flor y dos estrellas en cartón para ayudarme a encarnar a ese niño preguntón, a quien todavía imagino en su asteroide; el protagonista del libro que me enseñó a dudar, a no quedarme con respuestas incompletas, a insistir siempre. Ha transcurrido más de una década y todavía El Principito me arroja a la cama… y me hace soñar.

24 Respuestas a “Yo también fui Principito

  1. CALITIN, TODOS LLEVAMOS A UN PRINCIPITO DENTRO. NUNCA DEJES QUE EL TUYO ESTE TRISTE NI SE ALEJE DE TI. UN ABRAZO DESDE EL LEJANO OESTE.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Eso trato, Jose. que mi Principito nunca se aleje de mí para seguir con mis preguntas, intentando desentrañar mis propios misterios y asomarme, con la inocencia que él tuvo, a los problemas de este mundo. Un beso para ti y tu principito.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Gracias, Rogelio. Qué alegría que comentes este martes. No pierdas la costumbre jejeje. Un abrazo. Te espero cada semana.

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  2. Dr.Mario Alberto Triana Estrada

    Considero que llevaste muy bien tu disfraz con solo 6 años , pero aun viendo como defiendes el personaje , estoy de acuerdo con José llevas ese principito muy dentro de ti , un abrazo carli

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Gracias, Mayi. ¿Te acuerdas? al final me llevé la mención especial del concurso jejeje…
      ¿Sabes? lo que sucede es que tengo a mi lado mucha gente que me ayudan a darle vida a ese principito que llevo dentro. Tú eres uno de ellos y lo sabes bien. Un beso.

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  3. Muy bien, querido amigo, una nueva coincidencia entre nosotros dos. Escribiste exactamente mis sentimientos sobre el Principito. Yo no me disfracé nunca, no encontré la ocasión, pero lo amé quizás tanto como tú. Aún hoy en día, cuando enseño castellano a mis alumnos, los más avanzados tienen como tarea leer «El Principito» y escribirme una sinopsis no menor de 3 páginas. Y luego les toca lo mismo con nuestro Martí.
    Por cierto, hermano, fui muy feliz cada vez que alguien me domesticó. Pero me rebelé cada vez que alguien trató de domarme. Dos palabras bien distintas, justo como fidelidad y lealtad…
    Mil gracias por el post, es sencillamente genial!

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Buen ejercicio el tuyo, Manuel. Acercar a tus alumnos a este libro, y más en nuestra lengua, así como a Martí-ese hombre extraordinario que los mismos cubanos lo hemos idealizado tanto que lo hemos despojado de su condición humana-.
      Ya ves, en esta isla nuestra siempre hay sorpresas, coincidencias…Ah!, estamos de acuerdo: no es lo mismo domesticar que domar… ni persuadir que convencer…
      Gracias por otro moartes junto a nosotros.
      El abrazo de siempre.

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  4. Héctor Jesús Betancourt García

    Ya sabes mi querido sobrino, que te tengo muy presente cada día de mi vida, pues siempre hay cosas en el hacer cotidiano, que decimos , hay si Carlitin estuviera aquí, etc,
    Pero los momentos de tu niñez que me perdí, ( como este ) los vivo al verte con la nostalgia de no haber estado en ese instante compartiendo juntos.
    De » Principito» a Periodista, muy acertado, cuando estuvimos Vitico y yo en París.
    Visitamos el Sitio donde se encuentra el » péndulo de Foucault ( que sirve para comprobar la rotacion de la tierra, al milimetro) y allí hay una » Placa conmemorativa a
    Antoine de Saint- Exupéry.
    Me gusto mucho verla y me hice una foto, pues el Principito, forma parte de mis libros de cabecera.
    Me ha gustado mucho tu Post.
    Un beso y miles más que me han faltado por darte.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Me gusta eso «de Principito a preiodtsita» jejeje. No importa cuánto nos hemos perdido, sino la posibilidad-porque claro que la tendremos-de compartir libros, atardeceres y afectos.
      Ya sé que el mar siempre nos ha alejado, pero a pesar de todo siempre hemos estado cerca por esos raros sortilegios del amor ahijado-padrino
      Ah! ya ves: el Principito nos une y a ambos nos hace soñar.
      Un beso
      Te quiero.

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  5. Carli, conmovedor el post, como siempre. Con el Principito sufrí yo mi primer dolor por la pérdida de un libro. Estaba en una consulta de Pediatría, por lo que supongo que andaba enferma en aquel entonces, y dejé extraviado el texto sobre la mesa del médico. Supongo que fue allí, y que a su vez el médico tenía un niño pequeño porque jamás volví a ver aquella edición preciosa del pequeño príncipe, y solo me pude consolar cuando las ferias del libro me lo trajeron de vuelta. Me sé frases de memoria, y pasajes enteros, y he llegado a proponerme leerlo al menos una vez al año, porque en cada oportunidad el libro cambia, se adapta a las circunstancias, de manera que siempre me parece nuevo. Entre todas las frases, la que más me impacta es esa de que «es el tiempo que has perdido por tu rosa lo que la hace importante». Un beso, principito de esta isla nuestra.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Ay, Gisse! ¿Quién no cometería un pecado por el Principito? Aunque yo tampoco hubiese perdonado al Pediatra, de haberlo visto con mi edición de 1999.
      Lástima que no conserve la que mis padres me leían-creo que las filtraciones del cuarto de desahogo acabaron con ella-.
      A cada rato también yo vuelvo a sumergirme en el mundo onírico de Saint-Exupéry… y lo veo nuevo, siempre distinto…
      Por eso puse el exordio al principio del post: “Éste es, para mí, el más bello y el más triste de los paisajes del mundo”. Así lo siento.
      Un beso, musa de esta isla nuestra.

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  6. Muy íntima la historia de este martes, Carlos. Yo leí el principito cuando era adolescente y hasta hoy siempre que el tiempo me lo permite me siento a releer los fragmentos que más me gustan, entre ellos el del farolero.
    parece que la ternura de tus escritos venia desde que tus papás te leyeron la historia.
    Siempre agradecido de recordar buenos momentos cada martes, gracias a ti. Roberto Glez

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Es que eso tiene El principito, que siempre hay que volver a él en distintas etapas de la vida. Es como si el libro trasmutara, se adaptara al lector…El farolero siempre despertaba en mí una imagen muy parisina…no sé por qué.
      Respecto a lo de la ternura, no lo sé, pero creo que la suya es una buena hipótesis. Gracias por compartirla.
      Ustes, que nos campoña desde hace tiempo, sabe que cada martes la cita está dirigida a recordar y, por qué no, reflexionar.

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  7. Maria Perez Mena

    Pues ya sabes como termina¡Entonces, sean amables con él y no me dejen así, tan triste, escríbanme y díganme que el Principito ha vuelto, porque siempre esta en cada uno de nosotros.Es un libro que creo que algunos párrafos se quedaron grabados en mi memoria.Hoy tu relato me hizo recordar ese precioso libro. Gracias Carlos. Un abrazo

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Agradecido de hacerle recordar esta joya de la literatura, María. Esa sentencia final me ha marcado tanto como la de Cien años de soledad, de García Márquez (ambas me la sé de memoria)
      Será que yo siempre estoy esperando cosas de este mundo (y hasta la llegada de algunas personas)
      Un abrazo para ti, María… soñemos siempre con ese principito.

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  8. Carlos, esta es la segunda vez que llego a tu blog y tengo que decirte que me ha gustado mucho. Esta es una historia muy tierna, muy linda. Me encanta el libro El principito de Antoine de Saint-Exupéry, siempre me enseña algo nuevo. Muchos besos y sigue escribiendo cosas así.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Esperemos y el número de visitas aumente por semanas, Rosario 😉 hasta que se haga asidua lectora de esta isla nuestra de cada día. Ya somos muchos a los que El principito nos muestra una verdad diferente cada vez que lo abrimos. Besos también para usted y lléguese los martes. Aquí nos reunimos siempre para contar historias.

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  9. Qué gusto es siempre leerte y descubrirte!!!!! No será que eres el principito y solo has cambiado de nombre para despistarnos??? Un abrazo enorme.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Gracias, Sheyla, por el elogio! Al menos en el pelo sí me parezco al principito jejejej 😉 pero creo que todos llevamos dentro uno. El tuyo es una criatura de isla maravillosa.
      Un beso para ti. Gracias por llegar.

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  10. bicho! ejem, que diga: qué niño más lindo el de la foto….

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