Pareciera que una dama aristocrática asoma por una esquina, un quitrín llega hasta el portal de uno de los palacetes erigidos alrededor de la plaza, donde los sacarócratas conversan de ingenios, plantaciones, caña mientras las señoras se abanican y salen al balcón a tomar el aire. Pareciera que cuando el reloj marca la cuenta atrás para el 500 cumpleaños de Trinidad, la villa regresa al siglo XIX.
Tal efecto lo provocan las luces que por estos días iluminan la Plaza Mayor y sus alrededores, un proyecto para resucitar las farolas adormecidas por tantos años y erigir otras donde convergen calles, al lado de ventanas, aleros… para alumbrar las arterias empedradas.
Dicen que el fulgor asemeja los días de 1857, cuando el gas se expandió como pólvora por las tuberías internas de la plazuela y sus calles aledañas para sustituir el aceite de los faroles. Entonces la ciudad resplandeció como nunca antes. Ese fue uno de los últimos golpes de gracia que recibió Trinidad antes de caer en la miseria: una luz nueva, radiante.
Ahora, después que el sol termina de escurrirse por boquetes, verjas, horcones, tejados, puertas, vitrales; después que termina de rozar las palmas, las flores sembradas en los jardines del parque; después de acariciar los galgos de hierro de la entrada principal y la escultura de Terpsícore que se alza en el centro, comienza un espectáculo de luces que embelesa a moradores y visitantes.
El resplandor amarillo se funde con el blanco de los bombillos en los portales de los museos, aparecen las sombras, los detalles arquitectónicos cobran vida y Trinidad muestra su iluminado rostro nocturno. Quienes han tenido la suerte de pasear por avenidas de otras geografías sostienen que el paisaje asemeja a una plaza parisina, veneciana o inglesa…
Tal y como ocurrió en las postrimerías de la riqueza decimonónica, las luces vuelven a salvar la ciudad, acaso en una suerte de confabulación mística para recordar que, a pesar de sus altibajos, la villa fundada por Diego Velázquez de Cuéllar, hace casi medio milenio, mantiene incólume su destello, dispuesto a irrumpir como bálsamo cuando parece caer en fases de oscuridad.
Buenas noticias esas del alumbrado público resplandeciendo en Trinidad. Nuestra ciudad lo merece. Y me alegro extraordinariamente visitarla en enero con mis alumnos. Luego viviremos allí 4 meses, hasta junio, así que será muy agradable caminar por calles iluminadas. La pregunta es: iluminan toda la ciudad, o es sólo la Zona Monumento? Porque yo sigo estando muy en contra del maquillaje a las viejas… Ya sabes, es esa costumbre de «adornar» las fachadas para encubrir las barbaridades y descuidos anteriores.
Mil abrazos y besos de la familia cubano-vikinga! Saludos al puro y a la Galinka! Se te quiere, mi yunta!
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Manue, el alumbrado es en buena parte de la ciudad, que se ve preciosa, cabe notar. Ahora tiene más magia que la que siempre tuvo. Después que el sol se va, empieza un espectáculo que cuando vengas, te hará caer de bruces, te lo aseguro. Uff!!! Muy arasada la respuesta, pero aquí estamos! Un abrazo.
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Excelente noticia, Carli! Imagino que será un espectáculo mágico. Nuestra querida villa lo merece.
¿Te embullas y nos compartes una foto? &;o)
Un beso grande!
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Aunque tarde, siempre te doy las racias por acompañarme, Mayra. Las fotos llegaron primero que el comentario jejejeje. Un besote.
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Hola Carli, la verdad es que la iluminación de las farolas en nuestra querida Villa que cumple 500 años , también pueden compararse con las velas de una gran tarta , pues de festejos estamos, yo creo que aunque sea sólo en la zona monumento, le dá ese resplandor de aquella época que tanto gusta a quienes nos visitan y buscan justamente esa ciudad del Mar Caribe, de calles empedradas, perdida en el tiempo, en ese tiempo implacable, que contra vientos y mareas permite que nuestra Trinidad siga hoy resplandeciente .
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Ese resplandor que tiene trinidad se debe, en gran medida, a quienes la siguen queriendo a presar de la distanca, Hect; a trinitarios como tú, que no ejan de sentir por su ciudad. Un besote.
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shhh, no le digas nada a Carlos Luis 😉 pero acabo de votar de nuevo…desde el periódico!! jaja
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Ley, mala!!!!!! 😉
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Hola Carlos como siempre me encanta este trabajo tuyo. Cada semana me haces recordar la tierra donde nací con mucho orgullo de ser Trinitaria.
Nuestro terruño tiene un encanto natural que no tiene ningún otro lugar del mundo, al menos para mi. Que dios te cuide siempre para que podamos seguir disfrutando tu arte. Cariños
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Gracias, Iris. Te piedo disculpas por esta respusta tan atrasada, pero no pude contastar los comentarios hasta hoy. Un beso y bendiciones también para ti.
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Querido carlitin el post de esta semana me encanto, me ,lleva hacia ese pedacito de Trinidad,antes oscuro, ahora iluminado, ojala continue así.espero. cada semana para leerte .un beso grandotote.
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Gracias, Isa. Eso es lo que siempre quiero: acercar a quienes está lejos de Trinidad, un pedacito cerca el mar y del monte, y ahora iluminado con mayor fulgor. Un beso.
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jaja, acabo de votar de nuevo!!! shhhhhhh mi votación va más del 52 %
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Pero, niña, eres terrible. Eso no se hace, nené!!!!!
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es que yo a veces me porto mal!! 😉 mira, prometo que después del 12 de enero ya no votaré más en la encuesta sobre los 500 de Trinidad :p
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