Para C.
El mar me impidió decirle adiós. Hace cuatro años, despedí a una de mis personas imprescindibles a través del cristal donde duermen los que dejan este mundo sin previo aviso. Pero esta vez ni siquiera tuve el cristal.
¿Qué hacer con este círculo abierto, con este limbo donde quedamos los que no podemos despedirnos? ¿Qué hacer con esta silla vacía en la mesa de mi tribu?
Le hablo a las fotos que me quedan de ella, como si me pudiera escuchar. Son los ardides para lidiar con la distancia.
Me quedo con las sonrisas que le dibujé y con lo que me regaló aquel día de junio. “Yo te deseo que seas feliz”, me dijo.
Solo el q lo vive sabe cuanta tristeza y vacío da en el corazón no poder decir adiós a la persona q queremos q parte para siempre ya a mi me ha tocado varias veces 😢muy lindo tu articulo Carly 😘
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Gracias por tu presencia en estos mares, Yamila; y por entender esta sensación de desamparo…
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Caramba, un reencuentro, aunque sea triste por esa silla con dueña, aún vacía! Siempre me gusta leerte, lo he dicho mil veces! Te quiero mucho, Carlitín
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Gracias siempre por estar, Manue, pese a las idas y venidas de esta Isla nuestra. Un abrazo!
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Yo también te deseo que seas feliz. Y que existan muchos martes!
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Y que siempre recordemos a los que nos hicieron llegar a donde estamos con sus buenas energías. Un beso, mi Ley.
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