Máscaras

MáscarasOdio las máscaras, incluso las de porcelana china con exquisita factura. Las máscaras me decepcionan.

Siempre me han parecido una suerte de muro, de fachada, de telón para ocultar o disimular las verdaderas esencias de cada quien. Si hay una máscara no puedo mirar a los ojos, y mi padre siempre me ha dicho que hay que mirar a los ojos cuando se habla frente a frente, como le enseñó su abuela cuando era niño.

“No vengas con máscaras”, he advertido más de una vez. Aun así, se han arriesgado. Pero llega el momento en que el antifaz se resquebraja, el tiempo para fingir se agota. A veces lo descubro a tiempo. A veces me sorprende de golpe y porrazo.

Cuando creo estar curado de espanto, otra máscara aparece.

Entonces me sobrecojo, me quedo quieto, a la espera de hacer realidad lo que mi abuelo, con la sapiencia de 95 años, me repite a diario: “Todo pasa, hasta la ciruela pasa…”.

Las máscaras me decepcionan. Odio las máscaras.

11 Respuestas a “Máscaras

  1. Marlys Rodríguez Francisco

    “Todo pasa, hasta la ciruela pasa…”

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  2. Lo interesante es romper la máscara. A veces decepcionan, pero «nada humano me es ajeno» y me encanta ver que se esconde detrás de las mismas.
    Es increíble, quien menos esperas lleva una.
    Como dijo Serrat: «Es caprichoso el azar»
    Un abrazo

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  3. Si la mascara se rompe a tiempo es lo mejor, gracias por regresar muchacho.

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  4. A mí ni me gusta que me hablen con gafas puestas, me gusta mirar a los ojos.

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  5. Lectura tardía, lección muy útil……..dolorosa.

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