Huellas imprevistas

Huellas imprevistasMis vacaciones empezaron con lágrimas. La entrega de los trabajos finales en la Universidad, las horas de estudio para los exámenes, la ansiedad de esos días y varias preocupaciones me sumieron en un abismo que, en serio, no le deseo ni a mi peor enemigo. 

Tal vez porque sé del agitado semestre que toca a las puertas o porque en enero estaré inmerso en la investigación para graduarme, es que no tuve grandes ambiciones para los meses de julio y agosto, lo juro, solo descansar en casa para reponer fuerzas, nada más. 

Sin embargo, la vida -el destino, Dios…- me demuestra una vez más su omnipotencia. Todas las tristezas de julio se convirtieron en alegrías de agosto. 

Mientras el inicio del séptimo mes del año me sorprendió en vilo, en plena madrugada, los amaneceres del mes siguiente llegaron desde La Habana, en un viaje pendiente de escritura por los “papelazos” que este servidor y su compañero de aventuras hicieron en la capital. 

Después vino Gisse, la musa de Cuba profunda, con acompañante incluido; una visita pendiente hace tres años. Y al fin le pude mostrar mi Trinidad con calma, compartimos la Cascada de Javira, la mesa, la comida de Carlos Enrique, cafés, risas, chistes, secretos…

Una semana después llegó Leydi, la musa que lanza botellas al mar. Estuvimos en la playa, su delirio, hasta bien entrada la tarde; como a Gisse, la llevé al salto de agua con 9 metros de profundidad, donde el agua siempre es fría, pero vale la pena el riesgo por el camino, el paisaje, la experiencia. Y también compartimos la mesa, la comida de Carlos Enríque, cafés, risas, chistes, secretos…

“Menos mal, los amigos siempre vienen al rescate. Menos mal, esta noche no estoy solo en el combate. Siempre igual, los amigos traen escudos pa´ salvarte y al final te levantan como único estandarte”, dice una canción.

Llegaron los últimos días de agosto y cruzó el umbral de casa una de las intérpretes que más admiro, de pequeña estatura pero grande, muy grande de corazón, capaz de enamorar a niños y jóvenes con sus canciones. Ella es, como reza el título de una de sus obras, como un duende. Tal vez los espíritus la atrajeron hasta aquí, a lo mejor estaba predestinado.

No pueden faltar mis blogs, mis dos bebés, como les digo, y con ellos todos los amigos que cada martes y domingo hacen clic en las coordenadas digitales para acompañarme.

Así pues, a pocos días para viajar otra vez a Santa Clara para empezar el último semestre de la carrera, cuando se divisa en el horizonte el camino para la tesis de diploma, cuando se avizora el extraño sentimiento de imaginar cómo me sentiré dentro de un año al llegar a un medio de prensa, me permito esta especie de alto en el camino, quizá porque siempre es bueno aquello de mirar atrás para seguir adelante.

Mis vacaciones empezaron con lágrimas, pero terminaron con sonrisas. Aunque me falte la presencia física de muchos para compartir estos momentos porque están del otro del mar; aunque asoman nuevas jornadas de aventura, muy prometedoras, por cierto; aunque de vez en cuando amenacen preocupaciones… siento las huellas de estos acontecimientos imprevistos.

16 Respuestas a “Huellas imprevistas

  1. Como dice «nosequien» preparate pa’ lo que viene!

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  2. Suerte con esas tesis y desde ahora cuéntame como una seguidora asidua..Elizabeth Bello

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Bienvenida, Elizabeth!! Gracias por sumarse a esta cita de martes. Descuide, que yo tembién le prometo visirtas a su bella Cuba. Gracias miles por llargarse. Saludos.

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      • Un abrazo Carlos y espero te llegues alguna vez por sitar Bell@Cuba, yo apenas estoy aprendiendo sobre esto que es el fenómeno universo blog, pero hago lo que puedo y doy lo mejor de mi en cada pedacito de mi que pongo en el blog..Gracias mil a ti

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        • Carlos Luis Sotolongo Puig

          Pues claro, Elizabeth. Ya verás cómo este universo blogueril te atrapa de tal manera que no puedes vivir sin la bit´cora a la que has dado vida. Un beso y espera la visita. Saludos.

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  3. Héctor Jesús Betancourt García

    Mi niño, como siempre, ¡¡¡ Te admiro !!!
    Por tu genial post de este «Isla nuestra»
    Huellas, dejas tu en nosotros los que pinchamos tus coordenadas los Domingos y Martes cada semana, de tus vacaciones, ya ves??? Todo lo que mal comienza… Pues no necesariamente tiene que terminal mal, y tu has pasado unas lindas y felices vacaciones después de tanto stress.
    Dios es grande y nos recompensa cuando menos lo esperamos, en mi caso muy particular te doy las » Gracias» por acordarte de los que físicamente no estamos a tu lado, pero sabes que estoy!!! Siempre he estado y estaré, un beso grande y éxitos en este último año de carrera, sólo le pido a Dios que pueda estrecharte entre mis brazos después de recibir tu Titulación como Periodista y darte mi bendición , ya todo se lo dejo a el.

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Ay, Hecti, palabras como las tuyas le dan a uno una fuerza tremenda para desafiar conexiones lentas, majaderías de WordPress y avatares del alma para escribir. Un besote grande y yo sé que estás siempre a mi lado, siempre. Ya verás cómo sí estaremos juntos el día de la tesis!!!! Te quiero grande.

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  4. ¡Mucha suerte en tu andadura!
    Un abrazo desde Canarias,
    Jesús

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  5. qué bueno, fui una huella imprevista!! 🙂 te quiero, ah, y huéllame….recuerdas??? 😉

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    • Carlos Luis Sotolongo Puig

      Tú lo sabes, Ley. Bien sabes cómo han sido estos meses, pero espero todo pase… Un beso. Gracias por estar y salvarme siempre con el consejo, la sonrisa y los abrazos. Te quiero grande.

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